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Categoría: Apóstoles

MDD
Apóstoles

Te pertenece el Reino de los Cielos

Llevo tiempo reflexionado acerca del Reino de los Cielos, del Reino de Dios, el Reino de Cristo. ¿Es lo mismo?¿Es diferente? Hoy sigo en esa búsqueda de saber qué es ese lugar. ¿Estoy llamado a vivirlo en la tierra? ¿De qué manera lo puedo vivir en mi estado de vida? Son algunas preguntas que tengo y que poco a poco en mi oración voy respondiendo. Aquí te comparto mi primera reflexión.

Estuve encorvado por tanto tiempo y no subía la mirada para ver lo que Dios me quería dar. Qué fuerte fue darme cuenta de esto, lo escuché en la homilía de hace unas semanas, cuando el Padre, hablando de la mujer que por causa de un espíritu llevaba 18 años encorvada, viéndose el ombligo, simplemente viéndose a ella misma con una enfermedad que la fue persiguiendo todo ese tiempo. ¿Cuánto trabajo le costó volver la mirada a Cristo? Podríamos decir que no fue hasta que Jesús la llamó y la sanó. Fue en ese instante donde subió la mirada, lo vió y lo empezó a glorificar. Hoy la mujer ya se puede dar cuenta de todo lo que tiene Jesús preparado para ella.

Algo así me ha pasado a mí. Estuve encorvado por mucho tiempo, pero hoy dejé de ser referencia, dejé de solo verme al ombligo para voltear la mirada a Dios. Y desde ese momento me ha ido mostrando día con día lo que Él me quiere regalar/dar/entregar/: El Reino de los Cielos (suena canción de Ángeles y no azules).

Darme cuenta de esto, no fue de la noche a la mañana, ni por escuchar una sola homilía, pero hoy no me quiero enfocar en estos momentos de desolación, me quiero enfocar más en la consolación. Y si hoy estás pasando por aquellos momentos duros de corazón, que esto que he meditado te motive y te consuele así como a mí me ha ido ayudando.

Primero, no me queda duda que Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo quieren que estés pleno, que vivas el cielo en la tierra, por eso te dan y te piden que busques el Reino de los Cielos. Que este lugar, estado, o no sé como definirlo es algo inimaginable, donde la capacidad del hombre es rebasada por el amor inagotable de Cristo, que te da y te da más y no se cansa; es ahí, cómo dice la canción, “donde tu bondad me persigue.”

Después, leyendo las Bienaventuranzas me he encontrado con un tesoro de consolación donde en cada palabra del pasaje viene palabras que te dan alegría, palabras que te hacen saber que estás llamado a tenerlas, como: consolación, herencia, saciedad, pertenencia al Reino de los Cielos, alegría, regocijo y mucha recompensa. ¡Más claro ni el agua! Porque no son palabras que están en vano, sino que son una realidad en nuestra vida. Nos toca ponernos en acción y vivir de acuerdo a estos principios. Cfr. Mt 5, 1-12 (Las Bienaventuranzas).

Así seguí a la semana siguiente, meditando hasta encontrarme ahora con una confirmación “Te pertenece el Reino de los Cielos”. Fue en la parábola del grano de mostaza que sembró una semilla tan pequeña que se convierte en un gran árbol, donde vienen las aves del cielo y hacen nido en sus ramas. Creeámosolo que eso es el Reino, es como ese grano de mostaza, que se sembró, creció y hoy hay mucho más de lo que pudiste imaginar, dice ahí que todos los pájaros están reposando, gracias a que tu diste tu semilla. (Cfr. Mt 13, 31 – 33 (Parábola del grano de mostaza)).

Una actitud de dar mi nada para recibir TODO.

“Cuando Dios da, hasta la canasta pone.” Esta frase la escuché en un podcast que se los recomiendo mucho de un empresario católico que busca crear empresas con sentido social, y me hace mucho sentido con algo que mi novia me dice: “Alex, cuando pides con expectativas altas, se te dará eso y más”. Dicho esto, todos los días pidamos el Reino en la tierra, hoy sabemos que nos pertenece ahora nos toca aprender a recibirlo.

¡Venga tu Reino!

MDD
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Una respuesta a un llamado

Tu llamado es aquí y ahora, tu llamado está enfrente de ti”

Hace 5 años llegué al Plan 2040 para ser parte de un sueño grandote, un sueño para toda una comunidad y un sueño que hasta hoy creo que no somos capaces de dimensionar pues es un sueño de cara a la eternidad y en lo personal de cara a mi propia plenitud.
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“Ora y trabaja”

“Ora y trabaja” S. Benito

Este mes de julio ha sido especial para mí. Un 11 de julio de 2016 (día de San Benito), Dios me regaló una invitación a un lugar y a una entrega muy especial. Hace 5 años llegué al Plan 2040 para ser parte de un sueño grandote, un sueño para toda una comunidad y un sueño que hasta hoy creo que no somos capaces de dimensionar pues es un sueño de cara a la eternidad y en lo personal de cara a mi propia plenitud.

Tal vez esta parte del camino que Dios ha ido trazando no muchos la conocen, pero desde más joven tuve el anhelo de emprender un proyecto que diera continuación al esfuerzo de tantos misioneros que año con año visitan las comunidades más necesitadas, y Dios me permitió impulsado por amigos, por mi responsable de Reino y sobre todo por quien ha sido mi director espiritual durante más de 10 años emprender un apostolado para dar continuación a las misiones en algunas comunidades que se llamaba “Eco en la Eternidad”, hoy este apostolado continúa . Pero no era suficiente, sabía que Dios me invitaba a más y después de 1 año como colaborador del Regnum Christi en Monterrey confirmé que ese anhelo que había en mi corazón se unía directamente con el sueño de Dios, pues era también su anhelo para mi propia vida y que nada en mi vida era por casualidad, sino porque Dios quiere obrar en cada uno de nosotros, siempre y cuando se lo permitamos.

Hace poco hacía la reflexión sobre cómo un porcentaje mínimo dentro del porcentaje mínimo que tenemos el privilegio de estudiar estudios profesionales somos capaces muchas veces de escoger nuestro propio camino y de preguntarnos por encima de los intereses sociales, de la presión y de la parte económica que hoy nos agobia como sociedad ¿cuál es verdaderamente mi llamado? ¿cuál es ese anhelo en mi corazón que se une directamente al sueño de Dios para mí? ¿Cuál es ese camino de santidad? En mi caso, doy gracias a Dios pues siempre he dicho que Dios me ha consentido y ha puesto las condiciones y sobre todo a las personas por las cuales yo hoy puedo saberme parte de ese porcentaje e invitar a más gente a que ese porcentaje sea cada vez más grande, pues ¿no estamos todos llamados a ser hijos consentidos de Dios?

En el 2016 teníamos algunas cosas claras: 1. Que este Plan nos trascendía, pues era un plan de Dios. 2. Que tenía que ser un plan de largo plazo. 3. Que el enfoque era desde las nuevas generaciones. 4. Que nuestra metodología se resumiría en acompañar de manera constante a las personas desde su nacimiento y durante 23 años, pues como me gusta a mi resumir el Plan 2040, nuestro trabajo es no sólo ofrecer mejores oportunidades, sino apoyar y acompañar para que seamos capaces de aprovechar esas mejores oportunidades y entonces convertirnos en una comunidad de personas plenamente realizadas.

Tengo grabado en mi mente y sobre todo en mi corazón el momento de la primera visita que hicimos a una familia de las nuevas generaciones, una pareja muy joven, ella de unos 16 años y el de unos 18, con una situación económica apremiante e incluso con la particularidad de que el papá de este niño no tenía registro civil, todas las condiciones que podrían ser como en tantas familias, las condiciones por las cuales no se puede soñar en grande. Tengo que aceptar que cuando yo llegué a este trabajo creía tener fe, pero el hecho de que Dios me permita ser sensible y vivir una probadita de su misericordia en mi trabajo me hace saber que no sólo es cuestión de creer que tengo fe, sino de que mi más grande aprendizaje en estos 5

años sea que LA FE BASTA, sabiendo que cuando la fe es lo más importante en una persona tenemos que ser capaces de renunciar al fruto, a algunos nos toca o nos tocará a veces arar la tierra, a otros sembrar la semilla y a otros recoger el fruto, pero si algo he aprendido es que este trabajo en unidad es pensando siempre en la misión y no en la magnitud del fruto y mucho menos en saber si a nosotros nos tocará recoger ese fruto.

Dios se sirve de nosotros, eso me ha quedado más que claro, pues lo único que he intentado seguir haciendo durante estos 5 años es ser fiel y tener fe. A mis 23 años yo sé que no sabía mucho y mucho menos del área profesional, pero bastó con fe y claro de un grupo de formadores y el apoyo de la gente que quiero para que estos 5 años pudieran suceder.

Me acuerdo de que cuando definíamos la misión del Plan 2040 hablábamos de transformar a las nuevas generaciones, transformar a la comunidad y hace poco nos llegaba la luz de que nosotros no somos quienes transformamos, nosotros apoyamos en esa transformación, pero en realidad el sueño es todos “transformarnos en una comunidad de personas plenamente realizadas” ¿no es ese el sueño de Dios para la humanidad?

Obviamente han sido 5 años de muchos retos tanto profesionales, pero sobre todo personales, Dios se sirve incluso de nuestra profesión para moldearnos y claro, de nuestra imperfección, si nosotros se lo permitimos. Dios quiere en todo momento cuidarnos, apapacharnos y amarnos sin medida. En estos 5 años ha habido retos para mantenerme físicamente, para mantener mis relaciones personales y familiares, para incluso encontrarme conmigo mismo, conocerme y aceptarme. No ha sido un camino fácil pero siempre cuidado y consentido por Dios a través de tantas personas con las que día con día me sigo encontrando en este camino al cielo e intentando recordar que la recompensa no es en esta vida y seguir haciendo puntos para el cielo.

Quiero como he aprendido en estos 5 años no tener miedo de poner a Dios al centro de mi vida, de mi familia y de ser verdaderamente ese soldado acompañado de otros soldados también dispuestos a estar en la primera fila, bien uniformados con vida de gracia y oración para enfrentar lo que venga y sobre todo para dejarnos transformar por Su Amor. Hoy le pido a Dios la fuerza todos los días para no anteponerme a Él, quiero seguirme encontrando con Él cada día y dejarlo transformar mi corazón y seguirlo por el camino al cielo.

No me queda más que decir gracias primero a Dios porque no puedo concebir cómo no se deja ganar en generosidad y cómo no para nunca de ser el Papá más detallista con cada uno de nosotros. Gracias a mi familia, pues este salto de fe no ha sido fácil tampoco para ellos, pero nunca han parado de apoyarme como todos en nuestras familias estamos llamados a amar sin medida, gracias a quienes hasta hoy han confiado en mí, a la familia administradora de esta obra, a mis jefes que han sido unos hermanos mayores, siempre disponibles y por supuesto a todas las personas con las que he vivido estos 5 años de gracias interminables.

Gracias siempre a mis formadores, sacerdotes, consagrados, consagradas, responsables y claro a mis amigos que siempre me han apoyado en lo que a ojos del mundo parece una locura, pero a ojos de Dios es una probadita de eternidad. Gracias a cada uno de ustedes pues como la mayoría de ustedes me ha dicho “este es mi mero mole” y estoy, sin duda, en donde debería de estar.

P.R.C.A.G.D

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Apóstoles

Una vida en sobreabundancia…

Esta no es una historia de principio a fin, sino de momentos, unidos en un tiempo y espacio que son parte de un todo, parte de una historia mucho más grande de lo que imaginamos, de un Plan Divino que se enfoca en la persona y que al mismo tiempo busca transformarlo todo, que tiene como motor el amor y de gasolina la abundancia.