Desde niña he pensado que el tiempo de adviento y navidad son una época llena de gozo para todos, incluso sin profundizar en el verdadero sentido de la navidad. Desde muy pequeña me emocionaban estas fechas, sin embargo conforme fui creciendo fui escuchando comentarios como “no me gusta la navidad” “se perdió la magia” “son épocas difíciles y tristes” y un sinfín de comentarios que año con año se repiten….
Si lo vemos por el lado humano, puede ser todo eso que se dice en algunas ocasiones, pero si vamos mar a dentro a ver lo que realmente significa esta época nuestro corazón se puede sorprender y sobretodo dejar envolver por el verdadero significado de estas fechas.
Deja que Jesús venga a ensanchar ese corazón que está sediento de amor, que ese sea el mayor regalo.
Más allá de las reuniones y los regalos es un momento para ser don y acoger a Jesús, recibirlo en cada uno de nuestros corazones, vivir de cara a su nacimiento con la certeza e ilusión que viene a quedarse con cada uno de nosotros. Porque viene a redimirnos por amor, es el inicio de nuestra historia de SALVACIÓN.
Quizá podamos caer en la tentación de vivir alguna de esas frases que nos desaniman y pueden ser desesperanza para los corazones sin embargo Dios al regalarnos la libertad nos invita a elegir vivir un adviento y una navidad de cara a la fe y al amor. Siendo testigos y partícipes de uno de los mayores milagros….
Estos días previos son una invitación a no solo preparar los regalos y la cena sino a preparar nuestro corazón para su llegada, a dejarnos envolver por la llegada de ese bebito precioso a nuestras vidas.
Es un día en el que Dios pone un Belen en cada alma.
Pensó en cada detalle, no se le escapa nada y esta navidad nos lo quiere recordar. Abramos nuestro corazón de par a par para recibir al Rey de Reyes….
Ese es el regalo más grande que podemos hacer
Adviento