Últimamente una frase que me acompaña mucho en mis días es “Ocúpate Tú de todo” y de alguna forma siento que le doy chance a mi corazón de descansar, entregando todo a Jesús, haciéndolo parte de las cosas de mi vida. Poniendo mi 100 pero dejando a Jesús poner su 100…de eso se trata de hacer equipo, confiar y esperar.
Y es que entre más lo pienso más lo confirmó, humanamente nos ahogamos en un vaso de agua muy rápido, dejamos que la tormenta de la vida nos lleve y esto me recuerda al pasaje de la biblia donde Jesús se quedó dormido en medio de la tempestad y como calmó la misma y todo volvió a su rumbo….Lo mismo pasa en nuestra vida ¿Cuántas veces dejamos que Jesús calme la tempestad que nos rodea?
La visión que tenemos es muy corta y la visión que tiene Jesús sobre nuestra vida es inmensa, llena de amor, siempre ve más allá de lo que nosotros podemos ver.
Cuando tengo miedo al cambio, a lo que me pueda sacar de mi zona de confort cierro los ojos y pienso en ese momento en el que Jesús va en la barca y le ordena a la tempestad parar. Lo mismo sucede con mi corazón en ese momento.
Jesús va a mi lado en cada instante, incluso en medio de esas tempestades donde a veces puedo llegar a caer en la mentira de sentirme sola, de sentir incertidumbre y no saber ni por dónde; pero es ahí cuando más me agarro a mi cruz, confió y le digo: “Ocúpate Tú de todo”. Cuando le digo eso siento que esto sucede….
Confiar es un acto de amor y ¿Qué mejor que confiar en quien más nos ama?
Creo que por eso la canción de Hakuna “Baila y déjate de historias” me gusta tanto porque me recuerda que la creatividad de Dios no tiene límites, y que si bailamos y nos dejamos de historias la vida es más llevadera.
Dejar a Jesús tomar nuestro corazón en sus manos es descansar y confiar porque nuestro corazón es terreno sagrado y cuando las cosas no pasan como lo esperamos Jesús le pone ese bálsamo especial a nuestro corazón invitándonos a seguir confiando en su plan de amor para cada uno de nosotros teniendo la certeza de que Él va con nosotros todo el tiempo.
Confía en Jesús aún en medio de la tempestad y, como dice la canción, “baila y déjate de historias porque Él también quiere bailar contigo”. Solo Jesús tiene el poder de convertir la tempestad en paz. Hay que dejarnos sorprender y sobre todo seguir confiando y caminando de su mano.