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Categoría: FE

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Aquí también se salvan almasFE

AQUÍ TAMBIÉN SE SALVAN ALMAS

Hola, el Espíritu Santo me ha pedido que empiece a escribir para que tú también te enamores de la idea de ser santo y sepas que puedes ayudar a salvar almas en tu vida ordinaria.

Soy María, una enamorada de Jesús, soy esposa de Alejandro y mamá de 5 hijos que Dios nos ha confiado para llevar al cielo.

“No se qué tiene lo pequeño que tanto a Dios le gusta” decía Santa Teresita y sí, es que a veces podemos pensar que qué tiene lo pequeño si es lo ordinario del día a día ¿qué le podría interesar a Dios que ofreciéramos hacer la cama o el desayuno para nuestra familia?

Pues que sepas que no solo ella sino que muchos santos tuvieron la misma inspiración, así que me parece que el Espíritu Santo nos quiere decir algo ¿no crees?

Llevo más o menos un año con esto en el corazón, Jesús me ha revelado que mi salvación esta en lo ordinario, que mi camino a la santidad está en las tareas del día a día…que eso hace que mi alma lo vea en cada detalle y lo busque aun más. Y que mi testimonio va cambiar al mundo, no al mundo entero pero al mundo de las personas que se encuentren conmigo. Que ya no soy yo sino Él quien vive en mi y es lo que quiere que los demás vean en mi.

Es por eso que comienzo esta sección, tengo mucho que transmitir, hay mucho que Él quiere que leas aquí que quiere que sepas y te quiere revelar.

Quiero empezar por hablar de la santidad como algo alcanzable y de cierta manera, sencillo porque nos han hecho pensar que eso es solo para los religiosos y de hace muchos años, los que seguro “no tenían los mismos retos que tengo yo hoy”… y es verdad, para sus épocas tenían retos que no se si tu y yo podríamos hoy con ellos. Pero los vemos inalcanzables y demasiado virtuosos, creo que para empezar es porque no conocemos la historia completa sino quizá una frase bonita o la vida a partir de una conversión

Te dejo de tarea que leas sobre algún santo que te llame la atención, pero la historia COMPLETA y empieces a ver que sus vidas estaban lejos de ser perfectas pero sí llenas de la gracia de Dios.

Bueno, volviendo al tema de acercarnos a la idea de que tu y yo podemos ser santos, San José María Escrivá tenía mucho que decir de esto, me encanta cómo hablaba de la santidad como algo que se va construyendo. “¿Cómo se construye un edificio? ladrillo a ladrillo”, no apareció construido de la nada…no vamos a llegar a la santidad si no es a base de sencillos actos llenos de amor. Es vivir la santa cotidianidad, parece menor pero no lo es.

¿Quieres de verdad ser santo? -Cumple el pequeño deber de cada momento: haz lo que debes y está en lo que haces. (Camino, 815) y es así, hacer los deberes del día a día de la mejor manera que puedas y con el mayor amor posible. 

Suena demasiado sencillo ¿verdad?, lo es y a la vez requiere de mucho esfuerzo. Un esfuerzo por ESTAR de manera consciente en el momento que estas. Repito esta frase de arriba: “haz lo que debes y está en lo que haces” (me encanta que San José María nos da mucho material para esto de la santidad en lo ordinario). 

Es así, es vivir en un constante esfuerzo de estar en lo que haces, pero no solo eso no es una práctica de “mindfulness”, sino una comunión con Dios en la tarea de cada día, en hacer lo que te toca según tu deber de estado: casado, como mamá/papá, soltero, como hijo, estudiante, trabajador, etc…ofreciéndolo a Dios, cueste o no, por tu santidad y también por un anhelo o intención que tengas en el corazón. 

Me gusta hacer esto también como una alabanza, en agradecimiento que puedo hacer todas esas tareas que parecen sencillas, y monótonas quizá, pero que si una de ellas no estuviera mi vida sería otra. 

Tengo mis 5 sentidos, puedo caminar, tengo manos, una casa tirada de juguetes es que tengo hijos (pude tener hijos) y están sanos y felices para hacer todo es “tiradero”, platos sucios que significa que tuvimos qué comer, ropa que lavar es que tenemos ropa que ponernos…y así me podría seguir con cada cosa. 

Es pedirle al Espíritu Santo que cambie tu mirada, que, si ves tu cotidianidad de esta manera, con sentido de eternidad, como la santa cotidianidad que es…la vives diferente y tu alma es más dócil a Él. Lo escuchas más, te acompaña y tomas decisiones de la mano de quien más te ama y quiere tu salvación por encima de todo.

Como decía a veces es fácil y otras no tanto, ahí le pides ayuda al ES que SIEMPRE viene a tu auxilio. Es el consolador, quien Jesús nos deja para acompañarnos en nuestro peregrinar en esta tierra.

Hasta aquí nos quedamos, encomiendo de manera especial a todos los que lean esto para que el ES se mueva en sus corazones.

Y acuérdense…aquí también se salvan almas.

María H.

FE

Llamados a ser santos!

Así como decimos que “al cielo se llega en bola”, acompañados de nuestros amigos que, con sus oraciones y su testimonio, nos impulsan y motivan, también hay amigos que están en el cielo. Ellos, con su historia de vida, nos recuerdan que nosotros también podemos alcanzar el cielo y, como ellos, llegar a la santidad.

Antes pensaba que los santos eran algo ajeno a nosotros, un ideal inalcanzable, y que, por no ser contemporáneos nuestros, la santidad quedaba fuera de nuestro alcance. Sin embargo, con el tiempo he descubierto sus historias de vida y sus caminos de fe, que han sido luz para el mío.

¡Qué locura pensar que tenemos amigos en la tierra y en el cielo que interceden por nosotros! Ellos nos recuerdan constantemente que, al igual que ellos, también estamos llamados al cielo. Dios nos quiere y nos sueña santos.

Cada camino de santidad es único. El camino de conversión de cada uno de nosotros nos invita a confiar en que Dios hace nuevas todas las cosas. Cuando somos dóciles y le damos ese “sí” desde el amor y la confianza, suceden cosas grandes en nuestra vida.

Dios escribe derecho incluso en renglones torcidos. ¡Es que me vuela la cabeza pensar en las oportunidades de amor y misericordia que Él nos da todos los días para alcanzar el cielo!

En mis momentos de oración, me gusta imaginarme sentado en una mesa redonda con Jesús, María, el Espíritu Santo y mis amigos los santos. Esos amigos celestiales, con su intercesión y testimonio, me recuerdan que Dios es un Dios de promesas, y que cuando pone algo en nuestro corazón es porque es posible, porque nos dará los medios para lograrlo.

Hoy quiero invitarte a recordar que estamos llamados al cielo y que nos espera una eternidad llena de gozo en la presencia de Dios. Sigamos caminando juntos, “en bola”, pidiendo por la intercesión de nuestros amigos del cielo, porque ¡LA SANTIDAD ES POSIBLE Y ES HOY!

creados para ser santos
FEVida

Creados para ser SANTOS

¡Qué locura cuando decidimos soltar el control y confiar plenamente en Él! Estos últimos días he tenido la oportunidad de reflexionar profundamente sobre las veces en que, genuinamente, he soltado el control y cómo Jesús me ha sorprendido con algo más grande. Esto aplica para todos los aspectos de nuestra vida. Cada día que pasa me queda más claro que fuimos creados para ser santos y que Jesús quiere que, mientras estemos aquí, nuestro camino sea llevadero si lo recorremos de su mano.

Así como Pedro caminó sobre las aguas, todo iba bien hasta que desconfió y cayó. ¿Cuántas veces no hemos sido como Pedro, llenos de miedo, desconfianza y terminamos cayendo? Sin embargo, Jesús, sin importar cuántas veces caigamos, siempre está dispuesto a levantarnos. Ojalá tengamos las agallas de Pedro para decirle: “¡Sálvame, Señor!”

Estoy segura de que Jesús toma nuestro “nada” y lo transforma en “todo” y en algo enorme, porque así es Él. No sabe dar poco; da a manos llenas. Nos enseñan muchas cosas en la vida, pero pocas veces nos enseñan a confiar plenamente en Dios.

La realidad es que, cuando le entregamos todo sin reservas, nos sorprende con algo mejor. Dios sabe todo de nosotros, pero no es lo mismo que lo hagamos partícipe de nuestra vida. Él es un caballero, no irrumpe; al contrario, espera pacientemente y se alegra profundamente cuando lo invitamos a entrar en nuestro corazón.

¿Qué ves en mí que no me sueltas?
A pesar de nuestros tropiezos y defectos, no nos suelta. Su amor y misericordia son tan grandes que no se pueden explicar. Él no nos pide un corazón perfecto, sino uno dispuesto a dejarlo obrar en nosotros.

No somos dignos de ti, pero te necesitamos…

Hace unos meses tuve el regalo de visitar la parroquia de Nuestra Señora de Fátima, y mi corazón no podía con la belleza del lugar. Haber tenido la oportunidad de contemplar a Nuestra Madre y a Jesús Eucaristía fue una experiencia única. Experimentar el amor de Madre e Hijo envuelve el alma, y recordar ese momento hace que mi corazón vuelva a experimentar ese gozo inexplicable.

El corazón de Dios
FE

El corazón de Dios

había algo en el corazón que resaltaba y que hacía que siguieran adelante.

MDD
FE

OCÚPATE TÚ DE TODO…..

Qué fácil suena y que difícil poderle dejar a Dios que verdaderamente se ocupe de todo.