Saber esperar en el Señor….
Cuando Dios abre una puerta, nadie puede cerrarla. Y cuando Él la cierra, nadie podrá abrirla. Dios conoce el momento exacto en que esa puerta debe abrirse para que podamos pasar. A veces sentimos que tarda, creemos que no nos escucha, y nos desanimamos. Pero en realidad, nos está preparando. Su silencio también forma parte del plan. Es un espacio donde nos moldea para que estemos listos para lo que viene.
El Señor quiere que le entreguemos todo: nuestros planes, anhelos, miedos, frustraciones, dudas… todo. Porque cuando dejamos entrar a Dios, entra también su orden, su paz y su propósito. Sus tiempos no fallan. Son exactos, aunque no siempre se ajusten a nuestros deseos inmediatos.
A veces duele anhelar lo que aún no podemos tener. La espera se vuelve pesada, y el corazón se llena de preguntas. Pero es justo ahí, en esa fragilidad, donde la confianza se convierte en fuerza. Confiar en Dios no elimina el anhelo, pero sí lo sostiene. Porque quien confía, espera con esperanza, y no con desesperación.
La creatividad de Dios no tiene límites. Nosotros, con visión corta y limitada, solo vemos una parte del camino. Pero Él ve el panorama completo. Donde tú ves una puerta cerrada, Él ve un nuevo comienzo. Donde tú ves un “no”, Él ya está trabajando en un “sí” mejor. Siempre hay algo más grande en sus planes. Siempre hay algo que escapa a nuestro entendimiento, pero no a su amor.
¿Cuántas veces has pedido algo que no llegó? Eso no significa que Dios no haya escuchado. Tal vez simplemente no era el momento… o no era lo mejor. Nuestro Padre jamás permitirá algo que termine por dañarnos. Todo lo que Él permite es por amor, aunque duela.
Confía. Confía incluso cuando no entiendas. Porque un día mirarás atrás y agradecerás que esa puerta no se haya abierto. Y verás con claridad que, mientras una se cerraba, otra más llena de luz y propósito se abría sin que te dieras cuenta.
Dios no pone sueños en tu corazón para burlarse de ti. Si te ha dado ese deseo, también te dará lo necesario para alcanzarlo… a su tiempo. No te desesperes. Aférrate a la promesa. Él sabe lo que hace.


