Estas palabras son las que llegan a resonar en mi corazón cuando en el día a día, con las relaciones con familia, amigos, compañeros o alguna persona dice algo que me lastima, o una acción del prójimo me hiere y se llega a turbar mi paz. Al clamar a Jesús con estas palabras he llegado a recibir su respuesta en el corazón, una respuesta llena de amor que llega a esas heridas y me dice: “sí quiero, sana!” (Mc 1, 41).
Si bien con esta respuesta de Jesús me siento reconfortada y me fortalezco, he encontrado que para de verdad abrazar sus palabras junto con su compasión y su amor, me pide llevar a cabo saltos de fe; me pide llevar a cabo conversaciones que pueden conllevar tristeza, dolor, que necesitan enfrentarse a miedos e inseguridades.
Estos “saltos” como hoy los veo, poco a poco implican destruir los miedos que me alejan del sueño que Dios tiene para mí, ya que forman parte del proceso de Dios, que como el Alfarero, busca forjarme bella y que de verdad me sienta totalmente amada, busca encaminarme hacia la verdad y caminar hacia la santidad, y sí, a través del fuego.
Pero para poder dar estos saltos hoy sé que es necesaria la constante oración, es necesario tener momentos con Jesús Eucaristía en la capilla para hablar con Él de estas situaciones que abruman y nos hacen temer llevarlos a cabo; pues claro que puede darnos miedo el llegar a tener esa conversación para pedir perdón a alguien o perdonar. Estoy segura de que entonces Jesús se presenta en tu miedo, en tu inseguridad, en tu angustia como caminando sobre el agua (Mt 14,25) y te dice “Tranquilízate. Soy Yo, no tengas miedo” (Mt 14,27), y te acompaña para poder superarlos. Y no solo se presenta, si no que te invita a caminar con Él y en Él mientras das ese salto en esas aguas que te asustan y crees que te van a ahogar.
Confianza en el Espíritu Santo para que guíe las palabras, tiempos y acciones adecuadas para dar el salto y participar en el Sacramento de la Comunión buscando la valentía, son dos elementos indispensables para estar dispuesto no solo a lograrlo y vencer los miedos, si no hasta ¡llegar a bailar con Jesús en las olas!
Porque Jesús claro que quiere sanarnos después, y de hecho Él es el único quien puede convertir nuestro dolor y miedos en esperanza.
Si hoy sientes que cargas un peso que te aleja de la voluntad de Dios, por no perdonar, por hacer, por no haber hecho, por no pedir perdón, o temes llevar a cabo alguna decisión que Dios hoy te pide para tú caminar con Él, te invito a escuchar la canción “Dancing on the Waves”- We the Kingdom