Pues así es la vida del camino, vida sencilla, muy sencilla, y es viviendo así, que te das cuenta de como cosas tan normales nos hacen feliz. Pero no solo es eso, esto es mucho mas profundo. Cuando vives así de sencillo tu vida entera se facilita, no existen las clases sociales, solo los peregrinos (y de vez en cuando los vagabundos), no hay lujos, solo sorpresas, no hay un hogar, sino una corazón que se desplaza.
Hoy estuvo deli la caminata, casi todo plano (un par de subidas vomitivas) pero fuera de eso deli.
Al ser plano camine de volada y llegue antes de lo esperado. Así que toca caminar un poco alrededor del albergue para bañarme y salir a turistear.
Señor yo soy tu hijo amado, esto me ha permitido sentirte, conocerte, hablarte, escucharte y sobre todo quererte y buscarte.
Cuando empecé esta oración empecé repitiéndome una y otra vez “eres el hijo amado de Dios”, una y otra vez me los repetía y no escuchaba nada, no sentía nada hasta que pude abrir los ojos y dije, si no fuera el hijo amado de Dios, por que estoy aquí, por que estoy aquí buscándolo a él, buscándolo viendo paisajes increíbles, viendo a las personas, viendo tanto amor, por que estaría viviendo esto si no fuera por que soy el hijo amado de Dios. En ese momento todos mis sentidos, todos mis sentimientos, todo me dijo que soy un consentido de Dios. Ser su consentido implica tener la oportunidad de entregarte más, de tener la oportunidad de amar más, de ser más amado, pero sobre todo permitir que más personas se enamoren de el. Esto es de él, nosotros somos de él, para llegar a nuestra totalidad tenemos que caminar con él, solo así llegaremos a la verdadera felicidad. Para tener esa vida sincera y plena que queremos tenemos que escuchar su llamado.
Estos sentimientos nos los regalas por que te gusta consentirnos, te gusta que nos sintamos amados, te gusta que nos sintamos escuchados, te gusta que te hablemos, te gusta que te conozcamos y te gusta que te presentemos a los demás.
Él ya te esta pidiendo muchas cosas, pero no te esta pidiendo que renuncies a nada, que dejes nada, que tires nada, Dios te está pidiendo una cosa; que ames. Que ames se escucha muy fácil, pero es de las cosas más difíciles que te puede pedir, para simplemente amar con sinceridad lo necesitamos a él.
Así que yo que puedo hacer conmigo mismo, cómo puedo amar más, cómo me puedo preparar para amar de una manera más sincera, cómo puedo entregar más de mí, cómo puedo hacer la mejor versión de mí mismo.
Si de algo estoy seguro de este tiempo de oración es que quiero ayudar a crear una red. A seguir creando la red más grande que ha existido, a entregarnos a todos los demás para crearla. Quiero ayudar a crear una red verdadera y sincera de amor.
Después de sentir el amor del padre lo tienes que externar y compartir, de eso se trata, de dejarte marcar por ese amor y compartirlo con los que te rodean.
Alguien muy importante me dijo algo, tu reza para que puedas ver más a Dios en los ojos a los demás y reza para que los demás puedan ver más a Dios en los tuyos. De esa red es de la estoy hablando, de esa red de ojos que son amados por Dios. Que con solo vernos a los ojos podamos contagiar lo que somos, hijos amados.
En esa palabra se resumen todos estos kilómetros, todas esas horas, todo ese sufrimiento, toda esa alegría, toda esa esperanza, toda esa desesperación, todas esas oraciones, todas esas misas, todas esas personas, todas esas intenciones y toda esa fé.